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martes, 13 de agosto de 2013

FILOSOFÍA DE LOS CAJONES





No sabemos vivir sin ellos y vivimos sin saberlo.


El primer cajón de todo ser humano es el vientre materno, de ahí en adelante, vamos de cajón en cajón  entrando y saliendo.

¿Qué es un cajón?
Es un espacio que condiciona, guarda, archiva o selecciona.
Se encuentra en variadas formas, tipos y tamaños,
llenos y vacíos, abiertos y cerrados.
Hay cajones materiales de dimensiones amplias y estrechas;
cajones emocionales que asfixian o liberan; cajones espirituales que salvan o condenan.
Se fabrican con las manos, con filosofías o creencias.
Ahora estamos en éste y luego en otro diferente.
Vemos cajones por todas partes…
Cajones en cajones llenando espacios vacíos.
Cajones suben y bajan sin hacer escala.
Cajones sobre cajones rascando el cielo infinito.
Cajones vuelan y aterrizan del cielo a la tierra.
Cajones corren por las arterias de la tierra como sangre por las venas.

La cama es el cajón de los sueños.
Los vehículos son cajones con ruedas.
Los zapatos, cajones a los pies.
Los bolsillos, cajones a la mano.
El sombrero, un cajón de cabeza.
Por fuera o por dentro solo estamos de paso;
si estamos afuera, nos esforzamos por ingresar;
 una vez adentro, nos preparamos para egresar.
Nadie debería vivir tirado en la calle, ni pasar la vida encarcelado,
no hagamos de la calle el hogar ni de la casa el universo.
Lo que llamamos "afuera" no es otra cosa que un cajón más grande.
El cielo es un cajón lleno de estrellas.
De un lado está el infinito de adentro y, del otro, el macro infinito.

Muchos sufren lo que se podría llamar claustrofobia existencial, temor al encierro existente. Sin embargo, otro tipo de personas parecen no afectarse en lo más mínimo. Disfrutan lo que son y lo que hacen. Sin importar donde se encuentren, ellos distinguen en el horizonte lo que los demás no visualizan. Estos seres viven como pez en el agua, como cuchara en el cajón.
Pero, ¿qué es una cuchara?
Es lo que es sin que nada altere su condición de ser.
No tiene ansiedad por ser lo que no es, ni complejo por ser como es.
Su creador dijo: “Esta es una cuchara”
Después de eso,  ¿qué le quedaba por hacer? _Conocerse a sí misma y vivir como tal.
¿La imaginan sin saber qué hacer con su diseño? Estaría frustrada o deprimida. Y, ¿quién la ha escuchado gritar desde el cajón, a voz en cuelo? _¡Por favor, sáquenme de aquiiiii! No pierde el tiempo intentando abrirlo por dentro porque sabe que el cajón se abre por fuera y cuando menos se espera. La cuchara nos sirve a todos pero, ¿quién piensa en ella cuando no la necesita o le da las gracias al recibir su servicio?
Ella siempre estar donde debe y, de no ser así, no faltará quien la ponga en su lugar para que no se pierda o no estorbe. ¿De qué sirve fuera de lugar? Adorno no parece.
Además, conocemos el dicho: "No metas tu cuchara, si nadie te la pide"
Y, que se sepa, no tiene problemas de autoestima.  Sabe muy bien para qué fue creada y, su disponibilidad está relacionada con su razón de ser.  La prisa no es su estilo de vida. Cuchara que corre derrama lo que contiene sin alcanzar la boca que espera recibir.
Una cuchara confiable debe estar limpia, si desea prestar un servicio aceptable. Si no se lava por iniciativa propia, siempre habrá alguien dispuesto a fregarla.
De la fuente al objetivo, debe conservar el equilibrio.
El temple es necesario si desea ser fuerte y resistente.
Fue creada para ser lo que es, cuchara.
Su gloria es hacer bien lo que de ella se espera: _Recibir, retener y entregar.
¿De qué serviría si se apropiara de lo que no le pertenece?
De la superficie al fondo todo gira a su ritmo.
 Si algo aprendemos de la cuchara es a revolverla, sin manchar el mantel.
Además, nos señala la diferencia entre lo superficial y lo profundo que,
 la sopa se enfría si se sopla, de una comida a otra el sabor es diferente,
pero la cuchara sigue siendo la misma. No se jacta de lo que traslada, ni se considera del menú un ingrediente.

Está en el cajón donde las cucharas aprenden a ser.

Habituados a ir de cajón en cajón, abriendo y cerrando puertas, nos cuesta aceptar que se pueda vivir sin tener control.  La vida es un cajón que el hombre no abre por dentro. Una mano invisible abre el cajón cuando menos se espera, sin que podamos hacer nada para impedirlo. Las buenas y malas noticias nos sacan del cajón donde estábamos, en un instante, a una realidad soñada o la que tanto se teme. Como cuchara en el cajón esperamos que nos llegue la hora. Cualquiera sea el cajón donde estemos lo único que debemos hacer es prepararnos para enfrentar los cambios esperados. No sabemos el día ni la hora, pero si podemos estar listos cuando el cajón se abra.
Sin estudios de ingeniería nadie podría esperar que lo llamen de una empresa constructora para ser el ingeniero encargado de una determinada obra.
El profesional se prepara para una actividad laboral con la esperanza que el cajón se abrirá para lo que espera. Antes, reparte sus datos académicos con la información necesaria para calificar. Sin embargo, dependerá de un llamado y al pasar el tiempo, si no descansa en su preparación, la espera se hará cada día más angustiante.
 Lo que asfixia no es el cajón, es la prisa al forzar la salida.  Si bien los estudios noshan capacitado para un determinado trabajo, nadie podría garantizar que por eso ese trabajo será nuestro. 
 Estamos en el cajón donde las cucharas aprenden a ser.


Todos los días, se descubren cucharas en diferentes cajones, pero muchas no saben lo que son.