
A contraluz,
el pensamiento revela
los contornos del alma,
imagen difusa del ser,
tras su propio velo.
A contraluz,
sentimos latidos
sin ver el corazòn.
Escuchamos las palabras
sin conocer los pensamiento.
A contraluz,
vivimos en la sombra
que proyecta el ser,
sin descubrir, ni ser descubiertos.
Entre mas luz
recibe el pensamiento,
mas a contraluz
estamos expuestos.