(Al memoria de los 33 de Atacama)
La vida venciò a la muerte por goleada.
Los de abajo jugaban de local,
aùn asì, les pasaron 33
aùn asì, les pasaron 33
sin atajar uno solo.
Esa misma noche mandaron al diablo al entrenador.
Arriba, el mundo entero celebrò la victoria.
Acostumbrados a contar victimas faltales,
esta vez,
la vida ganò a la muerte.33 a 0
